La poetica de las Nephilas se basa en teorías ecofeministas de Donna Haraway, investigaciones etnográficas sobre la Taranta de Ernesto de Martino, la psicomagia de Alejandro Jodorowski, la teoría y práctica al rededor de los sueños en el psicoanálisis y la visión surrealista de Leonora Carrington. A través de la integración de estos referentes, se generan durante el perfomance dinámicas artísticas que fomentan que el público haga una inmersión al mundo onírico y pueda visualizar su mordida de vida. Cada performance que realizamos es único, pues nace de la relación profunda que establecemos con la esencia del lugar, sus características, condiciones e historia; el contexto socio-político que estemos atravesando; y la relación in situ con todos los seres que convergemos en presencia. A través de un trabajo musical y performático, producimos escenas oníricas que operan a partir de una lógica colectiva en red, de tres movimientos:

En esta primera parte, la intención es que el público descubra gradualmente que las Nephilas tienen un mensaje para ellos. El mensaje tiene que ver con una mordida de araña, que representa la herida existencial y estructural que como seres humanos permite sensibilizarnos al dolor propio y al ajeno, haciéndonos conscientes del cuidado que requieren las relaciones tanto con uno mismo como con los demás.

Cuando la araña atrapa a la humana, hay una danza en la que ocurre la mordida y la mujer–humana se coloca la máscara representativa de las Nephilas. Cuando todas las performers se transforman en arañas, se lleva a cabo una danza que parte de movimientos desarticulados y sutiles, los cuales se van amplificando e integrando en una coreografía repetitiva. Al final de la danza, las Nephilas llevan a los espectadores a la última parte de la presentación, la cual se realiza en un espacio distinto.

En este último movimiento, se lleva a cabo el ritual de la Taranta, el cual consiste en un exorcismo mediante danza, música y color que busca extraer del cuerpo, el veneno que la mordida de la araña deja. Esta puesta en escena culmina con la Tarantela, baile ritual que tanto espectadores como Nephilas realizan en conjunto, como símbolo de la potencia catártica de la expresión colectiva.